lunes, 10 de junio de 2013

"FACTÓTUM" DE CHARLES BUKOWSKI - CAPITULO 25

Trabajábamos en un sótano. Las paredes estaban pintadas de amarillo. Empaquetábamos los trajes de señora en cajas oblongas de cartón de cerca de un metro de longitud por cuarenta o cincuenta centímetros de ancho. Hacía falta cierta habilidad a la hora de doblar cada vestido para que no se arrugara dentro de la caja. Para prevenir esto usábamos relleno de papel de seda, y nos habían dado cuidadosas instrucciones de plegado. Se utilizaba el correo para los repartos fuera de la ciudad. Cada uno de nosotros tenía su propia escala y su propia máquina de franqueo. No se podía fumar.

Larabee era el encargado. Klein era su asistente. Lara-bee mandaba. Klein estaba tratando de quitarle el puesto a Larabee. Klein era judío y los dueños del almacén eran también judíos y Larabee estaba preocupado. Klein y Larabee discutían y se pasaban toda la mañana y toda la tarde peleando. Sí, toda la tarde. El problema en aquellos días de la guerra era el horario intensivo. Los que llevaban el control siempre preferían explotar continuamente a unos pocos en vez de contratar a más gente para que todo el mundo trabajase menos. Le dabas al patrón ocho horas de sudor y siempre te pedía más. Jamás en la vida te dejaba irte a casa pasadas seis horas de trabajo, por ejemplo. Tenías largo rato para
pensar.

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