Larabee era el encargado. Klein era su asistente. Lara-bee mandaba. Klein estaba tratando de quitarle el puesto a Larabee. Klein era judío y los dueños del almacén eran también judíos y Larabee estaba preocupado. Klein y Larabee discutían y se pasaban toda la mañana y toda la tarde peleando. Sí, toda la tarde. El problema en aquellos días de la guerra era el horario intensivo. Los que llevaban el control siempre preferían explotar continuamente a unos pocos en vez de contratar a más gente para que todo el mundo trabajase menos. Le dabas al patrón ocho horas de sudor y siempre te pedía más. Jamás en la vida te dejaba irte a casa pasadas seis horas de trabajo, por ejemplo. Tenías largo rato para
pensar.
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