miércoles, 20 de noviembre de 2013

"FACTÓTUM" DE CHARLES BUKOWSKI - CAPITULO 67

Al día siguiente hacia el mediodía volvimos a lo mismo, Jan con sus zapatos de tacón.
—Quiero que hoy hagas para los dos un buen estofado de ternera —dijo—. No hay
ningún hombre que sepa hacer el estofado como tú. Es tu mayor talento.
—Mil estofadas gracias —le dije.

Seguían siendo veinte manzanas de distancia. Jan se sentó de nuevo en el banco, quitándose los zapatos, mientras yo entraba en la oficina de administración. Era la misma chica.—Soy Henry Chinaski —dije.

-¿Sí?
—Estuve ayer aquí.
-¿Sí?
—Dijo que mi cheque estaría listo para hoy.
—Oh.
La chica empezó a rebuscar entre sus papeles.
—Lo siento, señor Chinaski, pero su cheque aún no ha llegado.
—Pero me dijo que estaría listo.
—Lo siento, señor, a veces los cheques de liquidación tardan algún tiempo.
—Quiero mi cheque. Lo siento, señor.
—Tú no sientes nada, nena, no sabes lo que es sentir algo. Yo sí que lo sé. Quiero ver

al jefe de tus jefes. Ahora.
La chica cogió un teléfono.
—¿Señor Handler? Hay un señor llamado Chinaski que quiere verle para hablar de un

cheque de liquidación.
Hubo algo más de conversación. Finalmente la chica me miró.
—Despacho 309.

Fui al despacho 309. Había un rótulo que decía «John Handler». Abrí la puerta. Handler estaba solo. El director ejecutivo del más poderoso periódico de la costa Oeste. Me senté en la silla enfrente suyo.

—Bueno, John —le dije—, me dieron la patada en el culo, me pillaron durmiendo en el retrete de señoras. Mi señora y yo hemos venido aquí dos días seguidos pateándonos veinte manzanas sólo para que nos digan que tú no has hecho el cheque, y bueno, tú sabes que eso es pura palabrería. Todo lo que quiero es que me den ese cheque y emborracharme. Puede que eso no suene muy caballeresco, pero es asunto mío. Si no recibo ese cheque no sé muy bien lo que puedo llegar a hacer.

Entonces le miré en plan duro, estilo Casablanca.
—¿Tienes un cigarrillo?
John Handler me dio un pitillo. Incluso me lo encendió. Una de dos, pensé, o me tiran
una red encima o consigo el cheque.
Handler cogió el teléfono.
—Señorita Gimms, se le debe un cheque a Henry Chinaski. Lo quiero aquí en menos
de cinco minutos. Gracias —colgó el teléfono.
—Oye, John —le dije—, yo he estudiado dos años de periodismo en el City College de
L.A. ¿No me podríais contratar como reportero, eh?
—Lo siento, estamos sobrados de personal.

Challamos un poco y después de unos minutos entró una chica y le entregó el cheque a John. El se inclino por encima del escritorio y me lo dio. Un tío decente. Luego me enteré que murió al poco tiempo, pero Jan y yo conseguimos nuestro estofado de ternera con verduras y nuestro vino francés y pudimos seguir viviendo.

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