—Se nos ha acabado el bermellón —me dijo—. Quita las etiquetas de los botes y pega
éstas de bermellón.
—Pero hay bastante diferencia entre el carmesí y el bermellón —dije yo.
—Tú ocúpate sólo de cambiarlas.
Me pasó unos trapos y una cuchilla. Mojé los trapos con agua y envolví con ellos los
botes. Luego, con la cuchilla, raspé las etiquetas y pegué las nuevas.
Bud volvió unos pocos minutos después. Traía un bote de azul ultramarino y una
etiqueta de azul cobalto. Bueno, el tío se estaba enrollando...
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