domingo, 8 de agosto de 2010

CHARLES BUKOWSKI "NOVELA MUJERES" - CAPITULO 10

Quedé sorprendido a la mañana siguiente cuando April llamó a la puerta. April era la gorda pirada que había estado en la fiesta de Harry Ascot y que se había marchado con el tío anfetamínico. Eran las once de la mañana. April entró y se sentó.
—Siempre he admirado tu obra —dijo.

Le puse una cerveza y cogí otra para mí. —Dios es un anzuelo en el cielo —dijo. —Muy bien —dije yo.

April estaba rellena pero no demasiado gorda. Tenía grandes caderas y un enorme culo y le caía el pelo a todo lo largo. Había algo en su tamaño, bestial, como si pudiese manejar a un orangután. Su deficiencia mental me resultaba atractiva porque no se ponía a hacer juegos. Cruzaba las piernas, mostrándome sus muslos blancos y descomunales.

—He plantado semillas de tomate en el sótano del edificio donde vivo —dijo.
—Probaré alguno cuando crezcan.
—Nunca he tenido carnet de conducir. Mi madre vive en Nueva Jersey.

—Mi madre está muerta —dije yo. Me fui a sentar a su lado en el sofá. La abracé y la besé. Mientras la besaba, ella me miraba directamente a los ojos. Corté. —Vamos a joder —le dije.
—Tengo una infección —dijo April.
—¿Qué?
—Son una especie de hongos. Nada serio.
—¿Puedo cogerlos yo?

—Es una especie de descarga lechosa.
—¿Puedo cogerlos?
—No creo.
—Vamos a joder.
—No sé si me apetece joder.
—Te sentará bien. Vamos al dormitorio.

April entró en el dormitorio y comenzó a quitarse la ropa. Yo me quité también la mía. Nos metimos debajo de las sábanas. Empecé a jugar con sus partes y a besarla. La monté. Era muy extraño. Como si su coño se corriera de lado a lado. Yo sabía que estaba allí dentro, sentía como si estuviese dentro, pero se me resbalaba hacia los lados, hacia la izquierda. Seguí meneando. Era algo excitante. Acabé y me eché a un lado.

Más tarde la llevé a su apartamento y subimos. Hablamos durante largo rato y me marché después de haber apuntado el número del apartamento y la dirección. Mientras salía por el vestíbulo reconocí las cajas del correo del edificio. Había repartido muchas cartas allí, cuando era cartero. Llegué hasta mi coche y me fui.

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2 comentarios:

Rafa Alejandro dijo...

cochinote

Yo dijo...

Cuantos libros tiene esta mierda?