—Es extraño —le dije—, toda esta gente sentada aquí esperando a que dos
hombres suban ahí a ese ring a tratar de noquear al otro a golpes.
—Parece algo desagradable.
—Este sitio fue construido hace mucho tiempo —le dije mientras ella contemplaba el viejo foro—. Hay sólo dos servicios. Uno para los hombres y otro para las mujeres, y son minúsculos. Así que intenta ir antes o después de los descansos.
—Muy bien.
El Olympic era frecuentado sobre todo por latinos y trabajadores blancos de medio pelo, junto a unas pocas estrellas de cine y celebridades. Había muchos boxeadores mexicanos muy buenos, que peleaban con todo su corazón. Las únicas malas peleas eran cuando boxeaban negros o blancos, especialmente los pesos pesados.
Estar allí con Katherine era algo extraño. Las relaciones humanas eran extrañas. Quiero decir que pasabas un tiempo con una persona, comiendo, durmiendo y viviendo con ella, amándola, hablando con ella, yendo a los sitios juntos y, de repente, todo cesaba. Luego había un corto período de tiempo durante el cual no estabas con nadie, pero entonces otra mujer aparecía y tú comías con ella y jodían con ella y todo parecía-tan normal como si hubieses estado esperando a que llegara y ella hubiese estado esperándote a ti. A mí nunca me parecía bien estar solo, algunas veces no me sentía mal, pero nunca me parecía bien.
La primera pelea fue una de las buenas, con mucha sangre y coraje. Un escritor tenía mucho que aprender en los combates de boxeo o en el hipódromo. El mensaje no era del todo claro pero a mí me ayudaba. Esto era lo principal: el mensaje no era definible. Era inexpresable, como una casa ardiendo, o un terremoto, o una inundación, o una mujer saliendo de un coche mostrando sus piernas. Yo no sabía lo que otros escritores podrían necesitar; no me importaba, de cualquier modo era incapaz de leerlos. Estaba encerrado en mis propios hábitos, mis propios prejuicios. No era malo ser un bobo si la ignorancia era todo lo que tenías. Sabía que algún día escribiría sobre Katherine y que sería duro. Era fácil escribir sobre zorras, pero escribir sobre una mujer de excepción era mucho más difícil.
La segunda pelea también fue buena. La muchedumbre rugía y se desgañitaba y trasegaba cerveza. Habían escapado temporalmente de fábricas, almacenes, mataderos, garajes de limpieza de coches... volverían a la cautividad al siguiente día, peroa ho ra estaban fuera, enardecidos por la libertad. No estaban pensando en la esclavitud de la pobreza, ni en la esclavitud de la beneficencia y los sellos de comida. El resto de nosotros
viviría tranquilo hasta que los pobres aprendiesen a construir bombas atómicas en sus
sótanos.Todos los combates fueron buenos. Me levanté y fui al retrete. Cuando volví,
Katherine estaba muy seria. Más parecía que estuviese presenciando un ballet o un
concierto. Parecía tan delicada y aun así tenía un polvo tan maravilloso.
Yo seguí bebiendo y Katherine me agarraba de la mano cada vez que una pelea se hacía excepcionalmente brutal. La multitud adoraba los noqueamientos. Prorrumpían en salvajes ovaciones cada vez que uno de los combatientes abandonaba el mundo de las luces.E llo s propinaban aquellos golpes. Tal vez estaban zurrando a sus patrones o a sus mujeres. ¿Quién podía saberlo? ¿A quién le importaba? Más cerveza.
Sugerí a Katherine que nos fuéramos antes del final. Yo ya tenía bastante.
—De acuerdo —dijo ella.
Subimos por el estrecho pasillo, con el aire azul de humo. No se produjeron silbidos ni gestos obscenos. Mi cara triturada y llena de cicatrices era a veces una garantía de tranquilidad.
Bajamos al pequeño aparcamiento debajo de la autopista. El Volkswagen no estaba
allí. El modelo del 67 era el último buen Volkswagen, y los jovenzuelos lo sabían.
—Hepburn, nos han robado el jodido coche.
—Oh, Hank, seguramente no.
—Ha desaparecido. Estaba aquí aparcado —señalé—, y ahora ya no está.
—Hank, ¿qué vamos a hacer?
—Cogeremos un taxi. Me siento mal de verdad.
—¿Por qué hace la gente estas cosas?
—Tienen que hacerlo. Es su manera de escapar.
Entramos en un café y llamé un taxi por teléfono. Pedimos un café y unas rosquillas. Mientras presenciábamos los combates alguien había estado abriendo la cerradura y haciendo un puente en mi coche. Yo tenía un dicho: «Llevaros a mi mujer, pero dejar mi coche». Nunca mataría a un hombre que se llevara a mi mujer; mataría sin contemplaciones a aquel que se llevara mi coche.
Vino el taxi. En mi casa, afortunadamente, había cerveza y algo de vodka. Había desistido de toda esperanza de mantenerme lo suficientemente sobrio para poder hacer el amor. Katherine lo sabía. Estuve dando vueltas de un lado a otro hablando de mi Volkswagen azul del 67. El último modelo bueno. Ni siquiera podía llamar a la policía. Estaba demasiado borracho. Tenía que esperar hasta por la mañana, hasta mediodía.
—Hepburn —le dije—, no es culpa tuya,tú no lo robaste.
—Ojalá hubiera sido así. Ahora lo tendrías.
Pensé en dos o tres jovencitos corriendo mi angelito azul por toda la autopista de la costa, fumando droga, riéndose, descapotándolo. Luego pensé en todas las chatarrerías de la avenida Santa Fe. Montañas de parachoques, parabrisas, portezuelas, piezas de motor, neumáticos, ruedas, volantes, llantas, asientos, frenos, radios, pistones, válvulas, carburadores, palancas de cambio, transmisiones, ejes... mi coche pronto iba a ser sólo una pila de accesorios.
Aquella noche dormí pegado a Katherine, pero mi corazón estaba entristecido y
frío.
ENLACE " CAPITULO 38 "
22 comentarios:
Y donde estan los demas capitulos ???
el resto de capitulos? :(
que paso con los demás capítulos????
Aquí esta. http://solobukowski.blogspot.mx/2010/09/charles-bukowski-novela-mujeres_24.html
NO MAME NO DEJE ASI EL ESPIRITU DE LA SORPRESA SON COSAS QUE TE DEJAN IMPOTENTE POR NO PODER HACER ALGO.
JAJAJAJA aplausos para tono
ladronsuelos de pacotilla interrumpieron el sexo
esos malditos se robaron hasta los demás capítulos...
deje de trabajar por leer esto y ahora no están los capítuloS¿???
NO JODAN!!
Gracias tío!
Mierda, dónde están los demás capítulos?
Necesito más historias de mujeres! En todos los sentidos ¿me oyeron?
No puede ser que nos dejen así!!! Donde estan los demás capítulos!
Hijos de la chingada, todo hacen a media. No Mamen, sólo 38?
Me salvaste la vida
Jajaja pinche ansiedad, tendré que ir a buscar el libro, no me puedo quedar así!
Ja ja ja pajeros! Bukowski nuestro hermano. Genio Buk.
Aquella noche dormí pegado a Katherine, pero mi corazón estaba entristecido y
frío; se habían llevado el capitulo 38 de mujeres....
El resto de los capítulos se los llevaron con el Volkswagen azul del 67, un verdadero clásico, ahí iban todos los capítulos restantes, malditos ladrones, no supieron que dejaron sin final el libro de mujeres digitalizado, e igual que las partes del Volkswagen, han de haber parado en las chatarrerías de la avenida Santa Fe. Dónde montañas de parachoques, parabrisas, portezuelas, piezas de motor, neumáticos, ruedas, volantes, llantas, asientos, frenos, radios, pistones, válvulas, carburadores, palancas de cambio, transmisiones, ejes... todo junto con las piezas pronto iban a ser sólo una pila de accesorios.
http://solobukowski.blogspot.com/2010/09/charles-bukowski-novela-mujeres_24.html aca sigue el cap 39
Bastardos nos usurparon hasta los capítulos...
Seguramente los demás manuscritos del libro iban en VW.!
Publicar un comentario