sábado, 25 de septiembre de 2010

CHARLES BUKOWSKI "NOVELA MUJERES" - CAPITULO 39

La noche siguiente vinieron Bobby y Valerie. Se habían mudado recientemente a mi bloque de apartamentos y ahora vivían cruzado el patio. Bobby llevaba su niki ajustado. Siempre le quedaba toda la ropa perfectamente ajustada, los pantalones cómodos y con la largura exacta, los zapatos a juego y el pelo bien peinado. Valerie también vestía bien pero no tan conscientemente. La gente los llamaba «Los muñequitos Barbie». Valerie estaba muy bien cuando te quedabas con ella a solas, era inteligente, muy energética y de lo más honesto. Bobby, también, era mucho más humano cuando nos quedábamos a solas él y yo, pero cuando una mujer nueva andaba alrededor se volvía estúpido y muy obvio. Dirigía toda su atención y conversación hacia esa mujer, como si su presencia fuera una cosa interesante y maravillosa, pero su conversación se hacía predecible e idiota. Me preguntaba cómo se lo tomaría Katherine.

Se sentaron. Yo estaba en un sillón cerca de la ventana y Valerie se sentó entre Bobby y Katherine en el sofá. Bobby empezó. Se inclinó hacia delante e ignorando a Valerie dirigió su atención a Katherine.
—¿Te gusta Los Ángeles? —preguntó.
—Está bien —contestó Katherine.
—¿Te vas a quedar mucho tiempo?
—Un tiempo.
—¿Eres de Texas?
—Sí.
—¿Tus padres son de Texas?
—Sí.
—¿Hay algo interesante en la televisión por allí?
—Más o menos lo mismo.

—Yo tengo un tío en Texas.
—Oh.
—Sí, vive en Dallas.
Katherine no contestó. Entonces dijo:
—Perdona, voy a hacer un sandwich. ¿Quiere alguien algo?
Dijimos que no queríamos. Katherine se levantó y fue a la cocina. Bobby se levantó

y la siguió. No se podía oír muy bien lo que decían, pero se podía asegurar que le estaba haciendo más preguntas, Valerie miraba al suelo. Katherine y Bobby pasaron mucho tiempo en la cocina. De repente Valerie levantó la cabeza y comenzó a hablarme. Hablaba muy rápido y de modo nervioso.
—Valerie —interrumpí—, no necesitamos hablar, no tenemos por qué hablar.
Volvió a bajar la cabeza.

Entonces dije:
—Eh, tíos, lleváis ahí un buen rato. ¿Estáis encerando el suelo?
Bobby se rió y empezó a zapatear en el suelo con ritmo.

Finalmente Katherine salió, seguida por Bobby. Se acercó a mí y me enseñó su sandwich: mantequilla de cacahuete sobre copos de trigo con plátano en rodajas y semillas de sésamo.
—Tiene buena pinta —le dije.
Se sentó y comenzó a comerse el sandwich. Todo estaba tranquilo. Siguió
tranquilo. Entonces Bobby dijo:
—Bueno, creo que mejor nos vamos...

Se fueron. Después de que se cerrara la puerta Katherine me miró y dijo:
—No pienses nada, Hank. Sólo estaba tratando de impresionarme.
—Lo ha hecho con todas las mujeres que he conocido desde que le conozco.

Sonó el teléfono. Era Bobby.
—Hey, tío. ¿Qué le has hecho a mi mujer?
—¿Qué pasa?
—Está ahísentada, está completamente deprimida. ¡No quiere hablar!
—Yo no le he hecho nada a tu mujer.
—¡No lo entiendo!
—Buenas noches, Bobby.
Colgué.

—Era Bobby —le dije a Katherine—, su mujer está deprimida.
—¿De verdad?
—Eso parece.
—¿Seguro que no quieres un sandwich?
—¿Puedes hacerme uno igual que el tuyo?
—Oh, sí.
—Eso tomaré.

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2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Dónde está el capítulo 38?

Anónimo dijo...

Tranquilo amigo

http://solobukowski.blogspot.com.ar/2010/09/charles-bukowski-novela-mujeres_24.html