jueves, 18 de noviembre de 2010

CHARLES BUKOWSKI "NOVELA MUJERES" - CAPITULO 73

La semana siguiente bebí menos. Iba al hipódromo a respirar aire puro, tomar el sol y caminar. Por la noche bebía, preguntándome por qué seguía todavía vivo, cómo funcionaba el destino. Pensé en Katherine, en Lydia, en Tammie. No me sentía muy bien.
La noche del viernes sonó el teléfono. Era Mercedes.
—Hank, me gustaría pasarme por allí, pero sólo para charlar y fumar unos porros.
Nada más.
—Ven si quieres.

Mercedes estaba allí media hora más tarde. Tenía un aspecto sorprendente. Nunca había visto una minifalda tan corta como la que llevaba y sus piernas tenían una pinta espléndida. La besé con alegría. Ella se separó.
—No pude andar durante dos días después de la última. No me desgarres el pendón
otra vez —De acuerdo, prometo que no lo volveré a hacer.

Fue más o menos lo mismo. Nos sentamos en el sofá con la radio puesta, charlamos, bebimos y fumamos. La besé una y otra vez. No podía parar. Ella actuaba como si lo desease, aunque insistía en que no. El pequeño Jack la amaba, el amor significaba mucho en este mundo.
—Ya lo creo que sí —dije yo.

—Tú no me amas.
—Eres una mujer casada.
—Yo no amo al pequeño Jack, pero me preocupo mucho por él y él me ama.
—Me parece muy bien.
—¿Has estado alguna vez enamorado?
—Cuatro veces.
—¿Qué ocurrió? ¿Dónde están ahora?
—Una está muerta. Las otras tres están con otros hombres.
Hablamos mucho aquella noche y fumamos buena cantidad de porros. Hacia las

dos de la mañana Mercedes dijo:
—Estoy demasiado pasada para conducir hasta casa. Destrozaría el coche.
—Quítate la ropa y vente a la cama.
—Está bien, pero tengo una idea.
—¿El qué?
—¡Quiero verte sacudirte esa cosa! ¡Quiera verla estallar a chorros!
—De acuerdo, eso está bien. Es un trato.
Mercedes se desnudó y fuimos a la cama. Yo me desnudé y me quedé de pie al

borde de la cama.
—Siéntate para que lo puedas ver mejor.
Mercedes se sentó en el borde. Escupí en mi palma y empecé a frotarme la polla.

—¡Oh —dijo Mercedes—, estác re cie n do!
—Uh huh...
—¡Se está haciendo grande!
—Uh huh...
—Oh, es todap ú rp u ra con venas enormes! ¡Cómolate! ¡Eshorrible!
—Ya.
Mientras me cascaba la polla la aproximé a su cara. Ella la observaba. Justo cuando
me iba a correr paré.
—Oh —dijo ella.
—Oye, tengo una idea mejor...
—¿Qué?

—Menéamela tú.
—Vale.
Empezó.
—¿Lo estoy haciendo bien?
—Un poco más fuerte. Y escupe en tu mano. Frótala toda, no sólo por la cabeza.
—Muy bien... Oh, Dios,m íra la . .. ¡Quiero verla chorreandoju go!
—¡Sigue así, Mercedes! ¡OH, DIOS MIÓ!
Estaba a punto de correrme. Le aparté la mano de la polla.
—¡Oh,ma ld ito! —dijo Mercedes.
Se inclinó y la metió en su boca. Empezó a chupar y succionar, moviendo la lengua
por todo lo largo de mi verga mientras sorbía.
—¡Oh, malditazo rra!
Entonces quitó la boca de mi polla.
—¿Qué haces? ¡Sigue! ¡Sigue! ¡Acábalo!
—¡No!
—¡Bueno, pues jódete entonces!

La eché en la cama y salté sobre ella. La besé viciosamente y conduje mi polla a su interior. Ataqué con violencia, bombeando una y otra vez. Rugí y me derramé. Lo vertí todo, sintiéndolo entrar, sintiéndolo humear dentro suyo.

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